martes, 19 de abril de 2011

Despertar

       
     Me gusta abrir los ojos, con esa pereza de la amanecida, sintiendo la lluvia de tus besos dibujando mimosamente mi rostro, hasta que se posan definitivamente sobre mis labios. Los abrazas mientras tu lengua avariciosa irrumpe para azuzar el movimiento de la mía y  robar el sabor de mi boca. Me espabilas con la lluvia tumultuosa de tus caricias que acompañan mis gestos al desperezarse y recorres descubriéndome caminos inexplorados por todos mis rincones.
         Te miro, aún entre sueños, con ojos de deseo que excitan todo tu cuerpo. Y sin tocarte acaricio esas curvas tan conocidas como siempre nuevas.  Te sientas sobre mi vientre humedeciendo mi ombligo con ese manantial dulzón que brota de entre tus piernas. Aprovechas esa humedad para deslizarte lentamente hacia atrás, a la búsqueda de mi fanal endurecido que te aguarda ávido. Cuando tus labios más sensibles lo besan, tu interior lo engulle mimosamente con movimientos crecientes y con envidiable habilidad alzas mi cuerpo a la cima de una ola, que desciende a tu par por pendientes de espuma blanca.
         Ahora sí que abro los ojos del todo y mi sonrisa captura la tuya, tu piel se desmorona sobre la mía, colocándose en sus huecos. No podía estar más a gusto ni en mejor compañía, mis pestañas se cierran entre sí…me vuelvo a dormir.

miércoles, 6 de abril de 2011

Ondulaciones


Me gusta admirar esas líneas de tu cuerpo que rompen la monotonía del aire, dotándolo de una alborotada sensualidad.  Observo cómo alcanzan su perfección en la simetría curvada de tus nalgas desnudas, que semejan ondas vivas al bañarlas la tenue luz del atardecer.
Mis dedos se deslizan por esas inclinadas pendientes, a la vez que azuzan tu sensibilidad, a la osada búsqueda de esa sabrosa gruta en la que acaban tus hondonadas y en la que se sumergen, una y otra vez, arrancándote sensaciones crecientemente placenteras que me saboreo al unísono contigo, hasta ese momento en que nuestros cuerpos desmadejados se desploman sobre el colchón.