jueves, 12 de enero de 2012

En pareja dos


            Anhelo ese dúo inolvidable que forman tus pechos. Ese inconfundible olor  que provoca a mi pituitaria cuando mi nariz se sumerge entre ellos. Su sabor almibarado que mi lengua lame inagotablemente, cuando, cada vez que lo recorre, lo hace con esa sensación siempre nueva de quien se posa en planetas inexplorados, contribuyendo a ello sus formas turgentemente esféricas..
            Me gusta acariciarlos con mis dedos. Primero muy suavemente, con esa levedad, casi disimulada, que eriza los corpúsculos de tu epidermis, adornándola de esa manera tan sensualmente original. Luego, con más intensidad, mientras mi mirada lúbrica se alterna entre tus pezones oscuros, que crecen como volviéndose sobre sí mismo, y tus ojos que miran al techo, como queriendo ahondar en tus sensaciones. Caricias en torno a esos pezones, sin tocarlos, haciendo que ansíen ser acariciados y cauterizando sus deseos con la cálida humedad de mi lengua.
            Ábreme tus pechos y abraza la dureza de mi sexo, iluminadamente gozoso con su puntita goteante. Amásalo con ese frotamiento dulce que le proporcionas cuando se desliza entre ellos, hasta que su creciente reciedumbre se me haga insoportable y vierta, regándote con el más dulce de mis jugos y convirtiendo tus pechos en dos hermosas cimas nevadas.

1 comentario: