jueves, 10 de marzo de 2011

Yo, me, mí, conmigo,...

                
     Recuerdo muy bien, aquella época en que con mis dos coletas oscilantes,  aprendí  a recitar aquellos pronombres. Me resultaban, a la vez, conocidos del lenguaje habitual y extraños por agruparlos en aquella clasificación gramatical. Fue todo un avance el sentirlos como “muy míos”. La vida progresa y fui aprendiendo el nosotros-vosotros, en ese deseo de salir de mí hacia los demás, de mis pensamientos a los ajenos, de mis clarísimas ideas a ese difumino con que se cargan cuando se les somete al cuestionamiento de los otros. Mis hormonas tomaron formas elaboradas y empecé a descubrir el tú, te, ti, contigo… El encontrarle en medio de mis horas y mis días. Primero torpemente dando palos de ciego y recibiendo mis correspondientes palos, pero luego hubo un momento en que el se convirtió en el pronombre más maravilloso que podría haber soñado, sobre todo cuando se le aderezaba con el contigo. Pero las agujas del reloj siguieron avanzando y con ello mi aprendizaje pronominal, el se diluyó y el dolor recibido me impulsaba a hablar despectivamente de él. Nuevos tús más ingenuos que el primero, que dieron paso a toda una colección de ellos.
         Y ahora cuando los minutos ya han dado paso a los años y mi piel se ha hecho más rugosa que la de entonces, ya he aprendido y vivido todos los pronombres y estoy aquí tendida de vuelta de casi todo, aunque aún me queda espacio para los sueños, con los ojos cerrados y mi mano acariciando ese vello mullido de mi entrepierna mientras mis labios musitan lentamente: yo, me, mí, conmigo,…

2 comentarios:

  1. BELLISIMOOOOOOOOOOOOOO..... de verdad eres un artista unico... un abrazo...


    Ledeska

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  2. Qué maravilla de poesía sin rima...

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