viernes, 4 de mayo de 2012

Lanzo mis pies al suelo


Sacudo mis últimos rastros de sueño, con los ojos pegados todavía, los cabellos enmarañados y con esa cara que sólo es atractiva en nuestra intimidad, lanzo mis pies al suelo, palpándolo a la búsqueda de las chanclas, con esa torpeza característica de los dedos de mis pies. Corto el aire con mi cuerpo desnudo, bamboleante, mientras levemente recupero el equilibrio y  me dirijo a la ducha. Abro el agua caliente y dejándome revitalizar por ella, empiezo a soñarte entre vapores y humos.
Te sueño junto a mí, intentando evitar la nostalgia creciente de tu ausencia. Esa que, cuando estas lejos, se agarra a mi piel resistiéndose a abandonarme. Te imagino detrás de mí, con tus uñas tintadas en color, recorriendo mi pecho de arriba para abajo, gozándome bajo los chorros de agua ardiente y espumándome todos los rincones, surcando mis recovecos y jugueteándome con todo lo que me cuelga. Cierro los ojos y vuelo hasta ti…
Cuando noto mis poros abiertos, a través de los cuales fluyen todos mis anhelos, cierro el grifo. Tomo la toalla y muy lentamente desadhiero las gotas de agua de mi piel. Lanzo mis pies hacia las chanclas y tras secarme la cara me miro al espejo, sonriéndome y recordando que ahora voy a recogerte a la estación y en poco tiempo esos sueños recientes se harán realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario