viernes, 3 de diciembre de 2010

Sensaciones de finales de noviembre

        Comenzaba a hacer frio. Cuando se desnudaba para acostarse, el vello se le erizaba y se le ponía la carne de gallina. A pesar de ello le gustaba meterse completamente desnuda en la cama y añadir sobre su cuerpo el frio de las sabanas que hacía que sus pezones se pusieran en pie de guerra y justo así con el roce de la ropa de cama aumentaba más el gélido placer. Cuando en breve recibía compañía, con el contacto del cuerpo a cuerpo, la temperatura cambiaba radicalmente y el calor de la otra piel y los arrumacos hacían que todo se fundiera en un éxtasis compartido.

(Hoy me han prestado estas palabras y yo les he adherido este dibujo).

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