viernes, 12 de noviembre de 2010

El ladrón de sueños


“Acercaste tu paso hacia donde yo estaba, mientras notaba, por llamativas señales, que todo mi cuerpo celebraba tu cercanía. Me gusta verte con tu camisa desabotonada ¿te lo he dicho?, de modo que mis dedos rasguen con facilidad esa apertura, dejando al descubierto tu pecho. Me lanzo con agilidad felina sobre él  cubriéndolo a besos, ayudándome de mis uñas que se cuelgan de él, abriéndose paso, atravesando tu mata de pelillos, con estudiada ternura. Mi acercamiento se convirtió pronto en desesperado y con agilidad desabotoné tu pantalón que huyó, como una exhalación, hacia tus piernas. Tu calzoncillo hinchado parecía querer reventar, lo bajé con el descaro acorde al momento que vivíamos y tu sexo enhiesto apuntó hacía mis labios…”
De acuerdo, ya sé que eso no ha salido de mi mente y te resulta muy conocido, pero no pude aguantar. La pasada noche me introduje en tu cuarto mientras dormía, disfruté la visión de tu desnudez y atrevido hice algo que nunca se me había ocurrido: robarte tus sueños. Sí, me he convertido en un vulgar ladrón…de tus sueños y eso es lo que he plasmado aquí con mis palabras.

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